Por Alan Adolfo López Arenas
Publicado en mayo 22º 2024
Las empresas han comenzado a reubicar sus operaciones de producción en países cercanos a sus mercados principales, buscando aprovechar costos laborales más competitivos, mayor flexibilidad y mejor comunicación. Esta tendencia ha ganado impulso debido a las disrupciones en las cadenas de suministro provocadas por la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas, que han evidenciado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales. Por ejemplo, dado que un tercio de la producción manufacturera mundial se concentra en China, muchas empresas están diversificando su riesgo trasladando plantas a otros países asiáticos como Japón e India, en lugar de depender de un solo país. Para el mercado americano, Brasil y México han emergido como destinos favorecidos para estas relocalizaciones.
A pesar de las buenas inversiones extranjeras en México, existen desafíos importantes a considerar. El suministro de insumos básicos como el agua y la electricidad es crucial para las cadenas de valor, y con la entrada de nuevas plantas manufactureras en México, será necesaria una mayor estabilidad eléctrica. Además, es imprescindible modernizar y ampliar las redes e infraestructuras para garantizar un suministro constante de energía y facilitar la conexión entre los trabajadores y sus lugares de trabajo.
Figura 1: Crecimiento anual de la Inversión Extranjera Directa (IED) de algunos de los principales países beneficiados
Fuente: elaborado por Select con información del IMCO y datos de la UNCTAD.
México tiene un gran potencial con el nearshoring y la inversión extranjera directa (IED), pero su desempeño aún está por detrás de otros países receptores de IED, como Brasil y Japón. La disparidad de infraestructura entre las entidades federativas es un desafío significativo. Estados como Aguascalientes, Ciudad de México y Nuevo León han visto avances gracias al nearshoring, mientras que otros estados, como Veracruz y Oaxaca, a pesar de recibir fuertes inversiones gubernamentales en este sexenio, no han podido sumarse a esta tendencia debido a su infraestructura insuficiente[1]. México tiene mucho por trabajar para aprovechar plenamente las oportunidades que ofrece el nearshoring y la IED.
Entender las necesidades de los mercados actuales será clave para el desarrollo exitoso del nearshoring en México. Para las empresas, la adopción de nuevas tecnologías es esencial para modernizar la industria, especialmente la manufacturera. Esto permitirá a las empresas en México integrarse más eficazmente en las cadenas productivas de Norteamérica, facilitando la relocalización de inversiones estadounidenses y canadienses en el marco del T-MEC. Modernizar la industria mediante tecnologías avanzadas no solo mejorará la competitividad, sino que también atraerá mayores inversiones extranjeras, consolidando a México como un destino preferido para el nearshoring.
También será necesario entender las ramas industriales involucradas en el nearshoring, ya que tienen una mayor relación con las cadenas de producción o el potencial para integrarse en ellas. Según el IMCO[2], estas ramas (57 en total) representaron el 14% del PIB nacional en 2021 y captaron una cuarta parte de la IED en 2022. El sector con mayor potencial es el manufacturero, que incluye 48 de estas ramas. Le sigue el sector agropecuario con 5. Como complementos, con una rama cada una, están transporte, servicios profesionales, información en medios masivos y minería.
Figura 2: Sectores económicos asociados con el nearshoring y su impacto al PIB mexicano
Fuente: elaborado por Select con datos del IMCO, INEGI y la Secretaría de Economía
Del total de las ramas, 37 ya forman parte de las cadenas globales de valor (principalmente en la industria manufacturera y la fabricación de diversos productos), 17 tienen la capacidad de integrarse a corto plazo (resto de fabricación, sector agropecuario y minería), mientras que 3 necesitarán el apoyo de políticas públicas para integrarse a las cadenas globales (diseño especializado, servicios de almacenamiento y fabricación de productos químicos básicos). Para maximizar el potencial del nearshoring, México deberá enfocarse en modernizar estas industrias, mejorar la infraestructura y desarrollar políticas que apoyen la integración de todas las ramas relevantes en las cadenas globales de valor.
A nivel nacional, los expertos creen que el crecimiento del nearshoring podría mantener el crecimiento del PIB por encima del 2%. Incluso, si México logra captar miles de millones de dólares en IED, el crecimiento económico podría estabilizarse por encima del 3% este año. Si México soluciona algunos de los puntos críticos y supera los desafíos asociados, podría aspirar a ver crecimientos interanuales en IED comparables con los de Brasil (70%) o Japón (32%). En 2022, el aumento de la IED relacionado con el nearshoring fue del 12%, superando a países como India (10%) y Singapur (8%). Sin embargo, el potencial de México aún tiene mucho margen de mejora.